El creciente encarecimiento de precios, los bajos salarios así como la escasa posibilidad de regular el comportamiento de la oferta de alimentos u otros bienes de primera necesidad, en el contexto de una economía desregulada y con baja capacidad de incidencia del consumidor individual, ha llevado en varios países que están cruzando crísis económicas crónicas, a crear el concepto, o revitalizar sería más apropiado, de economía social y solidaria, cuyo modelo organizacional es la Cooperativa.
En Chile las cooperativas de producción, las de consumo como las de ahorro y crédito, ya sea asociadas a alguna institución o ya sea por iniciativa de particulares, ha sobrevivido a la asonada neoliberal que llevó el dogma del consumo individual, vía endeudamiento, al paroxismo. Estas formas anómicas para el dogma neoliberal, de hacer economía, productiva y de servicios, se fundan en el principio que el interés común es más importante que el interés particular, y que no por ello estas organizaciones económicas son menos eficientes. La fortaleza del principio del interés común les permitió resistir el embate privatizador e individual y hoy renacen con una esperanza de ser una alternativa al modelo económico y social vigente en Chile y que tanto malestar ha causado. Por ello nos parece que la experiencia de la Cooperativa La Minga (pinchar link para revisar) merece ser difundida y replicada en diversas localidades de nuestro país, especialmente ahora que se ha puesto en cuestión frontalmente la válidez del modelo económico vigente.
Esta experiencia nos remonta a los llamados «Comprando Juntos», organizaciones barriales sin fines de lucro que, al alero de la Iglesia Católica de la época de la dictadura, permitieron a miles de familias de sectores populares, duramente afectados por la crísis económicas que se experimentaron en los años 70 y 80 del siglo pasado, acceder a bienes de primera necesidad a precios solidarios. Sin embargo, el cooperativismo como modelo de economía social es mucho más antiguo y ha demostrado ser una respuesta eficaz y eficiente para resistir los golpes de las cíclicas crisis del capitalismo. Estamos convencidos que es necesario investigar y apoyar con mucho más fuerza este tipo de respuestas comunitarias y locales, las municipalidades – en nuestra opinión – tienen mucho que aportar con estas herramientas en el ámbito del fomento y desarrollo local.
Luis Marín Salazar
Sociólogo – U. de Chile
Presidente
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